Cuando comemos rápido y con ansiedad, consumimos una enorme cantidad de calorías en pocos minutos y engordamos con facilidad. Pero a la hora de perder peso ¡todo se demora más! Una solución, además de comer despacio -está probado científicamente que a los 20 minutos de comenzar a comer el cerebro nos avisa que "estamos llenas"-, es detenernos a mirar los alimentos que vamos a ingerir. Por ejemplo, la comida frita y crujiente es apetitosa, nos satisface al instante, pero tenemos la tendencia de engullirla en vez de masticarla. Si vas a un restaurante y pides una hamburguesa regular con papas fritas, no comas estas de tres en tres; hazlo de una en una, masticándolas bien y sin apuro.
Fuente:Mari-Claudia Jiménez
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