lunes, 23 de noviembre de 2009

Amedeo Modigliani. 2da. Parte


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La rapidez con que Modigliani pintaba sus obras lo hizo famoso.
-Nunca retoca sus cuadros, pero te desnuda el alma -decían las personas que posaban para él.
Modigliani y Utrillo se emborrachaban y tenían peleas en los cafés y las calles, casi siempre porque el primero defendía su origen judío. Con frecuencia eran arrestados.
Por ese entonces, su salud estaba muy deteriorada y él viajó a Livorno a recuperarse. Allí pintó The Beggar of Livorno, un campesino con los ojos cerrados, probablemente ciego. A su regreso a París, Modigliani dejó Montmartre para trasladarse al bulevar Raspail, en el barrio de Montparnasse.
Sus vecinos eran Soutine y el gran escultor rumano Constantin Brâncusi, uno de los primeros artistas del arte moderno, quien lo animó a trabajar con él.
-¡Voy a consagrarme a la escultura, que siempre ha sido mi sueño! -decidió Modigliani entusiasmado.
Como no tenía dinero, se surtió de las grandes piedras de una estación del Metro de París que estaban construyendo allí.

Según Carlos Abella, autor del libro Murieron tan jóvenes, la escultura de Modigliani muestra figuras alargadas, inspiradas en los ídolos africanos, que el artista definió como "pilares de la ternura".
Para ganarse algunos francos, él recorría los cafés y hacía retratos o los cambiaba por un plato de comida o una copa.
En esas circunstancias, Modigliani conoció a la talentosa poetisa rusa Anna Akhmatova, casada, pero que estaba sola en París. Cuenta el biógrafo Jeffrey Meyers en su libro Modigliani, que el pintor mostró a Anna las viejas calles del Latin Quarter a la luz de la luna. Visitaron el Louvre y él le habló apasionadamente del arte egipcio. Un día ella le arrojó unas rosas rojas por su ventana, que cayeron sobre su cama.

El idilio con Anna fue muy romántico.
En cuanto a su salud, el polvo del taller le hacía mucho daño a sus pulmones.
Modigliani realizó su último viaje a Livorno en 1912. Sus seres queridos lo cuidaron, y él encontró un taller donde esculpir, pero sufrió una gran decepción: sus amigos despreciaron su obra. En un arrebato arrojó sus esculturas al Reale Canal.
De regresó a París estaba muy herido.

En mayo de 1914 se enamoró de Beatrice Hastings, una aristocrática poetisa británica que le llevaba cinco años.
La misma noche que se conocieron hicieron el amor, y desde entonces se convirtieron en amantes inseparables.
En junio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y Modigliani fue a alistarse en la Legión Extranjera, pero no lo admitieron por sus problemas pulmonares. Por esa misma razón él tuvo que dejar de esculpir y se volcó en la pintura.
Su relación con Beatrice resultó tormentosa. Según Irving, Amy y Sylvia Wallace, y David Wallechinsky, autores del libro The Intimate Sex Lives Of Famous People, ellos bebían, bailaban y se peleaban. Ambos eran muy celosos. Sin embargo, ella lo inspiraba artísticamente, y en la plenitud de aquel amor, él inició su período pictórico más prolífero, utilizándola muchas veces como modelo.
Un día, él tomó un traje de ella, de falla negra, y le dijo:
-Póntelo.

Modigliani comenzó a pintar sobre él unas rosas en forma de espiral, quedándole la última en el escote, que parecía que podía olerla. Era una obra maestra.
-No te muevas hasta que no se seque la pintura -le dijo-. Esta noche iremos a una reunión con nuestros amigos.
Beatrice fue la reina del salón. Un escultor escandinavo la invitó a bailar un tango y ella coqueteó imprudentemente con él.
En los intrincados pasos del baile, el hombre la fue apretando cada vez más, hasta casi besarla. Modigliani golpeó al escandinavo y Beatrice escapó corriendo; no regresó a casa hasta el día siguiente. Entonces Modigliani y ella se enredaron a golpes. Luego él le gritó:
-¡Dame dinero para embriagarme!
Ella replicó:
-Pinta, mi querido muchacho, pinta. Después de todo, tú eres un pintor, ¿no?
Beatrice volvió a Inglaterra y Modigliani nunca volvió a saber de ella.

En junio de 1916, Léopold Zborowski, poeta y marchante polaco, se convirtió en su representante y amigo. Modigliani lo retrató varias veces. También hizo excelentes retratos de Jean Cocteau y de Soutine; y desnudos como Nude with Necklace.
Antes de conocer a Beatrice, Modigliani había tenido un affair con Simone Thiroux, una enfermera y modelo. Ahora habían vuelto a estar juntos. Un mes después, ella le confesó que estaba embarazada.

En julio de 1917, Modigliani conoció a Jeanne Hébuterne, una estudiante de la Academia Colarossi. Jeanne tenía 18 años, era bonita, de rostro ovalado, ojos azules y cabellos castaños. Peinaba trenzas y era muy tímida y callada. Su hermano André Hébuterne era un pintor paisajista. Su padre Achille Casimir Hébuterne y su madre Eudoxie eran muy católicos y de costumbres austeras. Modigliani y Jeanne se enamoraron.
Un mes más tarde, Simone daba a luz a su hijo Gerard Thiroux, y aseguró a Modigliani que era su hijo. El no lo reconoció y ella lo dio en adopción.
El 3 de diciembre, Modigliani presentó su primera exposición individual de desnudos en la galería de Arte de Berthe Weill.
-Para llamar la atención, vamos a poner dos cuadros en la vitrina -le dijo Zborowski a Modigliani.
Fue una pésima decisión, porque en frente quedaba la comisaría y enseguida se presentó un policía prohibiéndola por el carácter "licencioso" de los desnudos.

Jeanne Hébuterne se fue a vivir con Modigliani a su estudio en el octavo piso del No. 18 de la rue de la Grande Chaumiere. Con su acción, ella destruyó moralmente a sus padres. Los Hébuterne rechazaban a Modigliani porque era judío y, además, lo consideraban un pervertido.
Destaca la biógrafa Patricia Chaplin en su libro Into the Darkness Laughing, que Jeanne dejó que Modigliani absorbiera su personalidad, su espíritu y su fuerza para darle una vida pacífica. Entre ellos hubo una relación tormentosa.
Jeanne quedó embarazada y el 29 de noviembre de 1918 dio a luz en Niza a una niña que llamaron Jeanne. Modigliani estaba encantado con su hija y se dirigió al Registro Civil para inscribirla, pero desafortunadamente, nunca lo encontró.
-Te prometo que voy a resolver esta situación y que me voy a casar contigo -le aseguró él a Jeanne.
Dos días después, se quedó dormido en la playa y le robaron su tarjeta de identidad.

Jeanne estaba muy deprimida y no pudo cuidar a su hija. Su madre se llevó a la niña y la internaron en una institución en el campo cerca de París, pero sin darla en adopción.
En Cagnes Sur-Mer, Modigliani visitó y conoció a Renoir.
En abril de 1919, Jeanne estaba embarazada de su segundo hijo.
-Los documentos no han llegado. No nos podemos casar todavía, Jeanne -le dijo Modigliani.

A pesar de su atractivo, ninguno de sus amigos artistas había hecho un retrato de Modigliani. Solo Jeanne había hecho un dibujo suyo y él pintó su Autorretrato.

En el invierno, Modigliani estaba muy enfermo, incapaz de recorrer los cafés para hacer retratos y venderlos. Manuel Ortiz de Zárate le dejaba carbón todas las semanas y algunas latas de sardinas.
El 5 de enero de 1920, Modigliani terminó el Retrato de Paulette Jourdain, el último que realizaría. Para entonces su salud estaba demasiado afectada.

Ortiz de Zárate tuvo que salir de viaje y Zborowski estaba en cama con la influenza. Una semana estuvieron solos Modigliani y Jeanne en la buhardilla donde vivían, en la que entraban el viento y la nieve.
Cuando Ortiz de Zárate regresó, tuvo que forzar la puerta con el conserje porque ellos no respondían. Encontró a Jeanne yaciendo al lado de Modigliani, envueltos en una simple sábana. A su alrededor habían botellas y latas de sardinas vacías.
Modigliani, a punto de morir, había estado comiendo sardinas durante ocho días. El había tenido hemorragias durante dos días. En la intimidad, Jeanne y Modigliani habían hecho un pacto de eterna felicidad.

Ortiz de Zárate lo llevó al hospital de La Caridad, donde llevaban a los desamparados, y llegó inconsciente. En su delirio, sus últimas palabras fueron:
-Italia, querida Italia.
Modigliani murió de meningitis tuberculosa el 24 de enero de 1920.
Cuando telegrafiaron a su hermano Emanuele, este dijo que lo enterraran como un príncipe. Su ataúd fue cubierto de flores y a sus funerales asistieron los artistas más importantes de París. Sus restos descansan en el cementerio Père Lachaise.

Dos días más tarde, Jeanne se suicidó tirándose de la ventana del quinto piso de la casa de sus padres, muriendo con ella el hijo que llevaba en las entrañas.
Las obras de Modigliani enseguida fueron muy codiciadas y hoy están valoradas en millones de dólares. Le sobrevivieron 35 esculturas y 350 pinturas.
Margherita, la hermana de Modigliani que vivía en Livorno, adoptó a su hija huérfana. Ya mayor, Jeanne escribiría la biografía de su padre Modigliani: hombre y mito.

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